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Hacer gastos en nuestra vida es algo que demuestra nuestro sentido de la libertad y autosuficiencia. Darse gusto no implica un pecado en el mundo de las finanzas. No hay nada de malo en comprar un auto o una pantalla televisión, pasando por disfrutar de una tarde de hamburguesas en familia o ir al parque de diversiones, hasta llegar costear un viaje a la Riviera Maya o remodelar tu casa.
Todo esto hace parte de los gastos que realizamos con frecuencia y que tiñen nuestro estilo de vida de una visión más refrescante que el simple hecho de tener dinero acumulado. De hecho, cuando una persona solo centra su enfoque en el ahorro y piensa que acumular dinero es la única garantía de tener una vida asegurada, la existencia misma se satura de un ambiente carente de color.
Y esa falta de atreverse a gastar, hace que la persona se vuelva egoísta, dejando que su vida gire en un círculo vicioso de tanta ambición que la mente adquiere sentimientos demasiado ruines. Por eso, hay que aprender a disfrutar del dinero, pero ello no implica la libertad de derrocharlo.
Gastar vs ser previsible
El problema real de gastar se reduce simplemente al hecho de que no hay que llevar este asunto hasta el extremo. Cuando una persona aprende a ser previsible con sus gastos, entonces evita al máximo ahogarse en deudas, pero al mismo tiempo tiene la solvencia para comprar esa consola de videojuegos o salir al cine con su pareja.
Cuando se es previsible con los gastos y se hace un balance previo, se aprende a respetar que tanta es la solvencia que se tiene y como ésta misma puede darnos los placeres y experiencias que podemos alcanzar bajo el financiamiento de nuestro dinero.
Antes de gastar
En ciertas ocasiones no es fácil contenerse a la hora de gastar. El mundo del comercio está diseñado para que la tentación de la oferta siempre nos seduzca. Y claro, aquí tampoco hay nada de malo, ni se debe satanizar que el mercado actué de esa manera, ya que al final quien toma la decisión de acceder eres tú. Eres tu el que decide entre el sí y el no.
Por esto mismo, las preguntas claves que debes aprender a meditar antes de realizar todo gasto podrían resumirse en las siguientes:
En el mejor de los casos, este tipo de reflexiones te harán abrir en tu mente la idea de que sí tienes derecho a adquirir eso que se te ofrece, pero que resultaría más oportuno adquirirlo más adelante, en un momento mucho más adecuado. Y eso, en esencia, se trata de darse cuenta que es posible ahorrar para cumplir ese deseo que se anhela conseguir de manera tan inmediata.